Siempre me ha parecido bastante laborioso y tedioso, a la vez que un poco incomprensible desde el punto de vista funcional y proyectual, la repetición de la misma planta en un edificio de viviendas. Quizás la situación actual de diversidad de grupos, parejas, colectivos, asociaciones, etc que demandan su sitio necesitan locales diferentes y de ahí se puede aprovechar ese potencial. Pero también está el otro lado de la moneda, y que suele ser el más frecuente, el del bloque de vecinos de toda la vida, los tan nombrados “commies”. Es curioso como podemos llegar a odiar este tipo de construcciones y sin embargo artistas como el fotógrafo Michael Wolf saben llevar su estética repetitiva hasta disimular su condición de ghetto. Las fotografías me parecen geniales, pero me parece una monstruosidad más creada por el hombre. Aquí tenéis más ejemplos.
7 abr 2005
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